martes, 7 de enero de 2014

TIEMPO DE BUENOS PROPÓSITOS

Y, uno que no debería faltar en la lista de todas las personas, es el de aprender a alimentarnos sanamente. Empezar por hacer una limpieza de intestinos y proponernos  cambiar el hábito de “consumir lo que nos agrada, lo que nos gusta”, por “consumir lo que es bueno para la salud de nuestro organismo”.
Para ayudar en ese propósito, continuamos en la línea de información relacionada con el descubrimiento del Dr. Otto Warburg, premio Nobel de Medicina, de quien hablamos en anterior entrega. Su recomendación: consumir alimentos que promuevan una condición básica en las células, tejidos y órganos de nuestro cuerpo.
Alimentos “negativos”, por que propician la acidificación:
-       * Azúcar refinada y todos sus productos (lo peor de todo: no tiene ni proteínas, ni grasas, ni minerales, ni vitaminas; solo hidratos de carbono refinados que estresan al páncreas. Su PH es de 2,1, es decir, que es altamente acidificante).
-      *  Carnes (principalmente las rojas).
-       * Leche de vaca y todos sus derivados.
-      *  Sal refinada.
-   * Harina refinada y todos sus derivados (pastas, galletitas, etc.).Productos de panadería (la mayoría contienen grasas saturadas, margarina, sal, azúcar y conservantes).
-       * Margarinas. Gaseosas. Cafeína. Alcohol. Tabaco. Medicinas.
-      * Cualquier alimento cocinado (La cocción elimina el oxígeno y lo trasforma en ácido) inclusive las verduras cocinadas.
-     * Todo lo que contenga conservantes, colorantes, aromatizantes, estabilizantes, etc: todos los alimentos envasados, en bolsa, caja o lata.
Constantemente la sangre se encuentra autorregulándose para no caer en acidez metabólica para, de esta forma garantiza el buen funcionamiento celular, optimizando el metabolismo.
El organismo debería obtener de los alimentos las bases (minerales) para neutralizar la acidez de la sangre de la metabolización, pero todos los alimentos ya citados aportan muy poco y en contrapartida desmineralizan el organismo, sobre todo los refinados. Hay que tener en cuenta que en el estilo de vida moderno se promueve el consumo de estos alimentos.
Alimentos Alcalinizantes (Saludables y favorables a la vida)
-    * Todas las verduras crudas (algunas son ácidas pero dentro del organismo tienen reacción alcalinizante; otras son levemente acidificantes pero consigo traen las bases necesarias para su correcto equilibrio) y crudas aportan oxígeno, cocidas no.
-      * Frutas, igual que las verduras, pero por ejemplo el limón que tiene un PH aproximado de 2.2, dentro del organismo tiene un efecto altamente alcalinizante (quizás el más poderoso de todos). Las frutas aportan saludables cantidades de oxígeno.
-      * Semillas: aparte de todos sus beneficios, son altamente alcalinizantes, como por ejemplo las almendras.
-   * Cereales integrales: El único cereal integral alcalinizante es el mijo, todos los demás son ligeramente acidificantes pero muy saludables. Todos deben consumirse cocidos.
-      *  La miel (es altamente alcalinizante).
-     * La clorofila de las plantas (de cualquier planta) es altamente alcalinizante (sobre todo el aloe vera).
-  * El agua es importantísima para el aporte de oxigeno “La deshidratación crónica es el estresante principal del cuerpo y la raíz de la mayor parte de las enfermedades degenerativas” afirma el Dr. Feydoon Batmanghelidj.
-       * El ejercicio oxigena todo tu organismo, el sedentarismo lo desgasta.
 ¿Y la quimioterapia?
La quimioterapia acidifica el organismo a tal extremo, que este debe recurrir a las reservas alcalinas de forma inmediata para neutralizar tanta acidez, sacrificando bases minerales (Calcio, Magnesio, Potasio) depositadas en huesos, dientes, uñas, articulaciones y cabellos.
Es por ese motivo que se observa semejante degradación en las personas que reciben este tratamiento, y entre tantas otras cosas, se les cae a gran velocidad el cabello. Por ello, el aporte de suplementos alimenticios a pacientes en procesos de quimioterapia, cambia para mejor, su calidad de vida, siendo notable la diferencia con aquellos que no consumen éstos suplementos durante el tratamiento.
Conociendo lo anterior, podemos aplicar, ahora sí, con pleno conocimiento, la máxima de Hipócrates: “Que el alimento sea tu medicina, que tu medicina sea el alimento”

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