En su edición del 13 de febrero de 2018, la revista "Atlántico", resalta un estudio publicado en la revista
"Diabetologia" en el cual se han controlado a más de 5000 personas por más de 10 años y
el resultado vincula el exceso de azúcar a la aceleración del deterioro cognitivo. Hoy,
¿qué sabemos sobre las consecuencias del exceso de azúcar en nuestros cerebros?
Leámos lo que escribe el Dr. Stéphane Gayet: El azúcar que alimenta nuestros tejidos y
células es esencialmente glucosa, un azúcar simple. Todos nuestros tejidos y
células necesitan glucosa y oxígeno. Una privación de uno u otro tiene graves
consecuencias, hasta la muerte celular. De todas las células que componen
nuestro cuerpo, las células nerviosas son particularmente valiosas porque son
las actrices de nuestro pensamiento, nuestra vida de relación y nuestra
supervivencia. Sin embargo, no tienen la misma capacidad de multiplicarse que
las células de otros tejidos.
Por lo tanto, la glucosa y el oxígeno se deben proporcionar
a todas nuestras células y de forma permanente. Una caída severa en la glucosa
en sangre (hipoglucemia) u oxígeno (hipoxemia) causa daño a los tejidos y a las
células. Las células nerviosas que son muy sensibles a esta privación pueden
morir, causando secuelas.
Pero el exceso de glucosa u oxígeno no es mucho mejor. La
hiperglucemia y la hiperoxia son tóxicas, pero no agudas, como la hipoglucemia
y la hipoxemia: solo a medio y largo plazo. En otras palabras, nuestro cerebro
y todas nuestras células en el resto del organismo, necesitan un suministro estable y regular
de glucosa y oxígeno. En un sujeto que no tiene diabetes, una ingesta masiva de
azúcar, como la sacarosa, compuesta de glucosa y fructosa, produce una
hiperglucemia que luego se corrige mediante la secreción de la insulina, la hormona hipoglucémica. Pero esta carga de
carbohidratos, si se repite a menudo, puede a la larga causar daños, porque la
respuesta de la insulina casi nunca está perfectamente adaptada.
De todos modos, el exceso de azúcar es tóxico para todas
nuestras células y especialmente para nuestras células nerviosas y vasculares. Son especialmente las grandes variaciones en los niveles de azúcar en la sangre las que son perjudiciales. Porque nuestro cuerpo se esfuerza por corregirlos, pero
la reacción nunca es tan apropiada como es necesaria y además puede ser tóxica
en sí misma. De hecho, el catabolismo de la insulina también es neurotóxico. El
estudio citado en referencia nuevamente prueba la toxicidad cerebral del
azúcar. El consumo exagerado de sacarosa, que no se adapta a nuestras
necesidades, parece favorecer el deterioro cognitivo, el cual es irreversible. Esto
por una acción tóxica en las células nerviosas y microvasos del tejido
nervioso. Este declive cognitivo se manifiesta por una disminución en la
memoria y un deterioro de la capacidad de análisis y juicio.
El autor del artículo: Stéphane Gayet es médico del hospital en CHU (Hospital
Universitario) de Estrasburgo, profesor de la Universidad de Estrasburgo y
conferencista. Lea más en http://www.atlantico.fr/decryptage/decouverte-etude-met-en-evidence-lien-etonnant-entre-maladie-alzheimer-et-consommation-sucre-3293460.html#Z1SQC5OgwvgCO53s.03