En ciertas condiciones (si estamos en medio de un incendio, nos ataca
una fiera, o un vehículo está a punto de atropellarnos), los cambios provocados
por el estrés resultan muy convenientes, pues nos preparan de manera
instantánea para responder oportunamente y poner nuestra vida a salvo. Muchas
personas en medio de situaciones de peligro desarrollan fuerza insospechada,
saltan grandes obstáculos o realizan maniobras prodigiosas.
Lo que en situaciones extremas
puede salvarnos la vida, se convierte en un enemigo mortal cuando se vuelve
permanente en el tiempo. Para muchos, las condiciones de hacinamiento, las
presiones económicas, la sobrecarga de trabajo, el ambiente competitivo, la
violencia intra-familiar, etc., son circunstancias que se perciben
inconscientemente como amenazas. Esto les lleva a reaccionar a la defensiva,
tornándose irritables y sufriendo consecuencias nocivas sobre todo el
organismo:
¿Cómo descubrir si el estrés nos
está afectando negativamente? Cuando estamos en permanente ansiedad, sufrimos
de dolor en la espalda, tenemos estreñimiento o diarrea, nos sentimos
deprimidos, en una condición permanente de
fatiga, con dolores de cabeza o presión arterial alta, o nos atacan noches de insomnio, empezamos a
tener problemas frecuentes en nuestras relaciones con los demás; nos hace falta la respiración, sentimos
tensión en el cuello, tenemos frecuente malestar estomacal, se sube o se baja
de peso sin causa aparente.
¿Qué podemos hacer para afrontar
positivamente a éste enemigo mortal y silencioso?
Ø Debemos
dejar de preocuparnos acerca de las cosas que no podemos controlar, por
ejemplo, el clima.
Ø Hacer
algo acerca de las cosas que si puede controlar. Los problemas no se arreglan
solos.
Ø Prepararnos
lo mejor posible para sucesos que usted sabe que pueden ocasionarle estrés.
Ø Esforzarnos
por resolver los conflictos con otras personas.
Ø Pedir
ayuda a sus amistades, familiares o profesionales. Orar.
Ø Fijarnos
metas realísticas en su casa, en el trabajo y en su propósito de vida.
Ø Hacer
ejercicios físicos y de relajación.
Ø Abandonar
las actividades diarias que le causan estrés y cambiarlas por deportes en
grupo, eventos sociales y pasatiempos. El cambio es signo de vida, así que, trate
de ver un cambio como un desafío positivo, no como una amenaza.
Ø Alimentarnos
bien: frutas, verduras y cereales. Proteínas de calidad. Adicionar la dieta con suplementos nutritivos.
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