domingo, 16 de julio de 2017

ESTRÉS: la enfermedad de la era moderna.

En ciertas condiciones  (si estamos en medio de un incendio, nos ataca una fiera, o un vehículo está a punto de atropellarnos), los cambios provocados por el estrés resultan muy convenientes, pues nos preparan de manera instantánea para responder oportunamente y poner nuestra vida a salvo. Muchas personas en medio de situaciones de peligro desarrollan fuerza insospechada, saltan grandes obstáculos o realizan maniobras prodigiosas.
Lo que en situaciones extremas puede salvarnos la vida, se convierte en un enemigo mortal cuando se vuelve permanente en el tiempo. Para muchos, las condiciones de hacinamiento, las presiones económicas, la sobrecarga de trabajo, el ambiente competitivo, la violencia intra-familiar, etc., son circunstancias que se perciben inconscientemente como amenazas. Esto les lleva a reaccionar a la defensiva, tornándose irritables y sufriendo consecuencias nocivas sobre todo el organismo:
¿Cómo descubrir si el estrés nos está afectando negativamente? Cuando estamos en permanente ansiedad, sufrimos de dolor en la espalda, tenemos estreñimiento o diarrea, nos sentimos deprimidos,  en una condición permanente de fatiga, con dolores de cabeza o presión arterial alta,  o nos atacan noches de insomnio, empezamos a tener problemas frecuentes en nuestras relaciones  con los demás;  nos hace falta la respiración, sentimos tensión en el cuello, tenemos frecuente malestar estomacal, se sube o se baja de peso sin causa aparente.
¿Qué podemos hacer para afrontar positivamente a éste enemigo mortal y silencioso?
Ø  Debemos dejar de preocuparnos acerca de las cosas que no podemos controlar, por ejemplo, el clima.
Ø  Hacer algo acerca de las cosas que si puede controlar. Los problemas no se arreglan solos.
Ø  Prepararnos lo mejor posible para sucesos que usted sabe que pueden ocasionarle estrés.
Ø  Esforzarnos por resolver los conflictos con otras personas.
Ø  Pedir ayuda a sus amistades, familiares o profesionales. Orar.
Ø  Fijarnos metas realísticas en su casa, en el trabajo y en su propósito de vida.
Ø  Hacer  ejercicios físicos y de relajación.
Ø  Abandonar las actividades diarias que le causan estrés y cambiarlas por deportes en grupo, eventos sociales y pasatiempos. El cambio es signo de vida, así que, trate de ver un cambio como un desafío positivo, no como una amenaza.
Ø  Alimentarnos bien: frutas, verduras y cereales. Proteínas de calidad.   Adicionar la dieta con suplementos nutritivos.



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